Es muy importante dejar de abonar las plantas una o dos semanas antes de la fecha prevista de cosecha y, desde ese momento, regar sólo con agua. La idea es lavar los nutrientes del sustrato y forzar a la planta a consumir aquellos que tiene almacenados en sus tejidos para que el sabor final de los cogollos sea más suave. Eliminar el abono no quiere decir dejar de regar. Las plantas de marihuana requieren agua hasta el final, no es verdad que hacer que pasen sed vaya a aumentar la producción.
Si puedes evitarlo, nunca coseches las plantas mientras estén mojadas por la lluvia o el rocío. Espera a que el sol las seque primero para evitar meter más humedad de la necesaria en el secadero. En zonas muy lluviosas, si no hay más remedio, se cortan las plantas mojadas pero aumenta considerablemente el riesgo de que se reproduzcan los hongos en el secadero por lo que hay que aumentar la ventilación alrededor de las plantas de cannabis mientras se secan.
Si las plantas son pequeñas lo más fácil es cortarlas por la base del tallo central y cosecharlas enteras. En plantas grandes es mejor cortar rama por rama, e incluso trocear las ramas si son muy largas. Es mucho más difícil manicurar las plantas cuando las hojas se han marchitado por lo que es mejor ir cosechándolas poco a poco. De todos modos se puede retrasar el marchitamiento de las ramas cortadas guardándolas en la nevera hasta que llegue el momento de manicurarlas o poniéndolas en un cubo con algo de agua, como si fueran flores pero cuidando de no mojar los cogollos.
En plantas grandes o en plantaciones muy densas los cogollos superiores maduran antes que los que hay más abajo y puede ser una buena idea cosechar primero las ramas más altas y dejar la base de las plantas una o dos semanas más para que acaben de madurar.
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